No es que me tenga preocupado en demasía el asunto, pero
como últimamente proliferan las teorías catastrofistas de la gran debacle
final, no puedo menos que reflexionar ante tal chorreo de cosas que se leen por
ahí. No pretendo ponerme de entrada en ninguna postura extrema, porque soy
rematadamente ecléctico, pero imaginación no me falta.
Pensando en la afirmación de que nuestro barrio (sistema
solar) va a atravesar un cinturón de fotones que anda por los arrabales de
nuestra galaxia, no paro de imaginar como sería la vida cotidiana si ocurriese
dicho evento. Según dicen algunos, habrá tres días de absoluta oscuridad y las
temperaturas bajarán radicalmente a escala planetaria; los sistemas eléctricos
(transformadores, acumuladores…) y electrónicos entrarían en fallo total, con
lo que nos quedaríamos sin corriente eléctrica. Consecuencias… muchas y muy
variadas. Calefacciones en off, iluminación artificial cero, suministro de agua
limitado a las reservas acumuladas en aljibes de todo tipo, vehículos pocos
(tengo mis dudas con los que posean motores 2T) y un largo etcétera de
incomodidades a las que podríamos vernos abocados. También fallarían las
comunicaciones y los adictos al whatsapp, a la tele, a los chats, a oir la
radio… sufrirían síndrome de abstinencia con dispares consecuencias psicológicas.
He imaginado mas cosas, pero quiero dejar que el libre pensamiento del hipotético
lector, vuele e imagine también.
Si pasados los tres días de total oscuridad nos sorprende un
nuevo amanecer sin que las consecuencias supuestamente catastróficas se
solucionen, tendríamos que volver a leer libros en papel, escribir cartas
manuscritas a nuestros allegados, a cocinar con leña (los mas afortunados, con
gas), a acudir a los mercados locales a proveerse de sustento… Vuelve a
imaginar, lector/a y cuéntame si te apetece pasar los el anillo de fotones ese.