miércoles, 13 de abril de 2011

¿Quién nos liderará?

Tertulia de bar, tan manida que se diría que se trata de un chismorreo de color rosa, un cotilleo de pueblo pequeño, pero que sin embargo existe y es de sentir popular. Tan popular que es independiente del color de la papeleta que se deja en la urna cada equis tiempo.

¿Vivimos en democracia? Parece una pregunta banal y de perogrullo pero… ¡párate a pensar! Parece que -votemos lo que votemos- todo va igual de bien o igual de mal ¿es esta la sensación que tienes como votante? La tendencia general es la de la bipolaridad. O eres del Madrid o eres del Barça, o eres del PP o del PSOE, o eres de la Macarena o de la Esperanza de Triana. Todo a nuestro alrededor nos dirige a una dicotomía y hay mas colores que el blanco y el negro. El gris también existe en muchas tonalidades, por mucho que parezca un color triste.

Y es que el sentir general de los integrantes de la sociedad occidental de hoy en día, es que la elección siempre es a “cara o cruz” a “par o impar” a “rojo o negro”. Y no debería de ser así. Cada polo va aglutinando en torno a si, a aquellas ideas mas afines aunque no sean del todo coincidentes. Y muchos nos paramos a pensar que es lo que tienen de bueno y de malo unos y otros. Acabamos por desequilibrar la balanza para el lado del que nos parece menos malo.

Aún así, seguimos decepcionándonos de quienes nos gobiernan en círculos concéntricos de las administraciones y las economías, porque al fin y a la postre, siempre hay algo que criticar. ¿Y que hacemos? Seguir aborregándonos cada vez mas y pisando “por lo segao”, sintiéndonos impotentes como individuos ante los grandes imperios económicos, a la deriva de los vientos generados por las agencias de rating, dejándonos arrastrar por la corriente que mas le conviene a los grandes especuladores de eso que llaman “los mercados”.

Ojalá que la predicción de los mayas resulte ser cierta y en 2012 el mundo conocido desaparecerá para dejar asomar el germen de otro concepto diferente de civilización. Una civilización con otro orden ético diferente al actual, donde terminen por desaparecer los valores que te llevan a aparecer en los rankings de Forbes, un orden donde prevalezca el concepto de persona frente a la idea del grupo, una economía exenta de adjetivos como explotación, usura, avaricia, manipulación... Una sociedad en la cual la industria armamentística sea perseguida de la manera que se hace hoy en día con el negocio de los estupefacientes. Los de a pié somos mayoría y tenemos el poder si somos capaces de aglutinarnos en torno valores que han quedado olvidados en los testamentos de generaciones precedentes.

La gran pregunta, la del millón es: ¿Quién nos liderará?